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VIDA Y LABOR DEL SANTO


Zygmunt Szczęsny Feliński
nacido el 1 de noviembre de 1822 en Wojutyn, cerca de Luck. Hijo de Gerald, un propietario de tierras, y Ewa, una mujer culta de gran corazón (autora de “Diarios de la vida”) desde su más temprana juventud demuestra un fuerte apego por la fe, respeto por todo ser humano y sentimiento noble por la patria. Probablemente, sería el amor al evangelio, cultivado en el seno familiar, lo que le guiaría a establecer como fundamento de su existencia una profunda fe y una predilección por una moral evangélica.

Gracias a los valores inculcados por sus padres el joven logró superar la muerte premadura de su padre, la deportación de su madre a Siberia (por haber participado en movimientos patrióticos), la confiscación por el gobierno zarista del patrimonio familiar, y el hecho de que junto a sus 6 hermanos se habían quedado sin techo.

A los 17 años y armado de una profunda fe en la Providencia Divina, el joven se aventura a recorrer el mundo. Su única fortaleza; un corazón inocente y su fe basada en el amor hacia el prójimo. El mismo lo describiría de la siguiente manera: “Mi perspectiva es la fe, me gustaría que todo lo que me apasiona y mueva tuviera su principio en ella”.

Siendo un hombre de ciencias, se gradúa, tanto en matemáticas, en Moscú, como en humanidades por la Universidad de Sorbona y por Collège de France.
Como lema de vida adopta la frase ”Porque ser polaco significa vivir noblemente, cerca de Dios“. Testimonio de su sentimiento por la patria sería su participación en el Levantamiento de Gran Polonia (región histórica del centro oeste de Polonia) y su amistad con el poeta Juliusz Słowacki. En Paris oye la llamada de Cristo y decide ordenarse sacerdote.

Sacerdote en Petersburgo. En 1851 regresa a su país y decide entrar en el seminario conciliar de Żytomierz. Más adelante. Complementaría su formación en la Academia Conciliar en Petersburgo, lugar dónde recibiría las órdenes sacerdotales en 1855. Empujado por el espíritu misericordioso que caracteriza toda su obra y vida, funda en 1857 un refugio para huérfanos y pobres y la congregación Hermanas de la Familia de María. Al mismo tiempo, desempeña la tarea de guía espiritual y profesor en la Academia. Pronto adquiere fama de gran predicador y confesor, considerado por su entorno como; apóstol de ciencia y cultura, una bella persona , el mejor sacerdote de Rusia.

Buen Pastor. Nombrado Arzobispo de Varsovia el 6 de enero de 1862 por el beato Pio IX trabaja en la zona que rodea el Vístula en condiciones y tiempos extremadamente duros, plegados de disturbios, manifestaciones patrióticas, durante el estallido del Levantamiento.

En este corto periodo de tiempo es capaz de coordinar una fructífera actividad cuyo fin es la animación de la vida religiosa de la Archidiócesis.

Este religioso “Providencial” testimonio de la misericordia de Dios, promotor del Centro del Renacimiento, organiza actividades y retiros en las parroquias, hospitales, cárceles. Anima y llama a otros sacerdotes al arduo trabajo que el mismo realiza. Subraya la gran importancia de la palabra de Dios, de la sobriedad entre los fieles, la educación y la enseñanza. Propaga el culto al Santísimo Sacramento y a la Virgen María. En honor a ella populariza el “oficio de las flores de mayo” (ceremonia celebrada en el mes de mayo en honor de la Virgen). Apoya el movimiento franciscano. Preocupado por la educación y formación de los más jóvenes funda un orfanato y una escuela que deja bajo la custodia de las Hermanas de la Familia de María.

En Varsovia se le conoce como el “Angel de la paz”. Anima a la nación a la prudencia y al trabajo por el bien común del país. Guiado por la experiencia y una evaluación de la realidad circundante intenta influir en la sociedad para evitar el derrame de sangre.

Después de la Insurrección de enero de 1863, este religioso defiende a los más oprimidos y comparte su desgracia. El cabio de la política rusa respecto al Reino convierte al Arzobispo en un hombre molesto. Es llamado a Petersburgo y el 14 de junio de 1863 abandona Varsovia escoltado por el ejército como enemigo de Seguridad de Estado. Es entonces, cuando el pueblo de Varsovia reconoce plenamente el aporte del religioso, quién en tan poco tiempo logra llevar a cabo una gran labor. Incluso se llega a considerar que durante su corta estancia había pasado por la Archidiócesis “el soplo del Espíritu Santo”.

En el destierro. El Arzobispo Feliński, condenado al destierro es enviado al interior de Rusia (Jaroslaw del Volga) donde pasa los siguientes 20 años dedicando su vida a la contemplación, el apostolado, y las obras de caridad. Es presionado por el gobierno para renunciar al arobispado. Aún así y a pesar de las continuas restricciones policiacas es apoyo para los desterrados llevándoles consuelo espiritual, ayuda material y rodeándoles de cuidados básicos. En Jaroslaw, se dedica a promover la iglesia local.

Gracias a su trabajo, el obispo polaco permanecerá en la memoria del pueblo de Jaroslaw durante las tres siguientes generaciones. Después de 20 años de destierro y a consecuencia del acuerdo establecido entre Rusia y el Vaticano, Feliński es puesto en libertad en 1883 no pudiendo regresar a Varsovia.

Pastor de los lugareños. Los últimos años de su vida Feliński (como arzobispo titular de Torso, diócesis de Lvov) se dedica a la obra social, enseñanza y trabajos de pastoreo. La labor del religioso, en esta zona, se centra en la propagación de ideales ligados a un tipo de renacimiento religioso entendido como la defensa de la convivencia armoniosa entre polacos y ucranianos y la continúa lucha a favor de la fraternidad evángelica. Los autóctonos lo llegan a considerar un guía espiritual, un padre, un protector, y ven su estancia en su pueblo como una bendición de Dios.

Herencia „real”. El arzobispo Feliński muere el 17 de septiembre de 1895 en Cracovia. Tras su muerte se dice de el; “ha muerto un gran corazón y ha dejado tras sí una herencia real: una sotana, un breviario y mucho amor”. Después de un solemne funeral en Cracovia es enterrado en el cementerio de Dzwianiczka donde yacerá durante los siguientes 25 años rodeado de respeto y amor de parte de polacos y ucranianos. Después de ese periodo y cuando Polonia haya recuperado la independencia es cuando sus restos son trasladados a Varsovia a la catedral de San Juan (1921).

Subida a los altares. La viva memoria de su labor, su ejemplar vida para y por él prójimo, junto con muchas sanaciones utilizando el agua de una fuente que el religioso había descubierto contribuyeron a las diligencias y preparatorios para su canonización por el cardenal Stefan Wyszyński en 1965. Quién dijo:

“Es el camino arduo y duro el verdadero testimonio de la santidad del arzobispo Feliński. A lo mejor, el camino es más significativo que los milagros que pudo haber hecho. Es el recorrido en sí un milagro de amor. Su gran espíritu humano, gracias al cual no se desesperó aunque tuviera todo derecho a ello, el cual lo llevó a una vida santa”.

Aspecto moral. La vida de Zygmunt Szczęsny Feliński, desde su más temprana juventud, se caracteriza por su afán de alcanzar la santidad. Cristo es para él; „el Camino, la Verdad, y la Vida”. Feliński aspira a alcanzar tal unión con Dios que le permita decir tal y como lo dice San Pablo: “Vivo yo, ya no yo, sino Cristo en mí”. Lo distingue su profunda fe y una enorme confianza en la Providencia. Antepone a todo el amor a Dios, al prójimo, a la Iglesia y a la patria. Su gran coraje, honestidad, y la búsqueda de la justicia son rasgos que definen su espiritualidad. La misericordia, la generosidad, la humildad y sencillez vienen a ser la base de su filosofía franciscana. Se ha llegado a conocerlo como “el orgullo del Episcopado polaco” o „el hijo leal de la Iglesia”. Como herencia nos deja el ejemplo de una vida santa, llena de luz y espíritu.

La canonización del Pastor Desterrado nos lleva a la reflexión sobre nuestro propio camino, la familia y su renacimiento, sobre la construcción de un espacio común; la patria, bajo la protección de la Providencia y la Virgen María.

Residencia General de las Hermanas en Varsovia

La Congregación de las Franciscanas de la Familia de María fundada por Feliński en Petersburgo en 1857 se ha convertido en una gran familia. Actualmente cuenta con 1100 hermanas que trabajan en 145 casas (Polonia, Brasil, Italia, Bielorrusia, Ucrania, Georgia, Rusia, Kazajstan).

De acuerdo con el espíritu de la congregación las hermanas dan apoyo a las familias, hacen una gran labor en el campo de la enseñanza de niños y jóvenes, prestan sus servicios en parroquias e instituciones religiosas.

Sobre los escritos

“La Iglesia es mi tesoro más grande, es el objetivo de mi vida, es mi único amor en la tierra” (1855).

“Confío en Dios y no quiero nada salvo Su sagrada voluntad” (1877).

“Benditos los que serán encontrados a la hora de la prueba al lado de la cruz con María” (1874).

“La tranquilidad interior es el tesoro más querido y el único regalo que el Salvador promete en la tierra a sus alumnos” (1879).

“Que la serenidad de Dios, Su gracia y la bendición os acompañen siempre y en todas partes” (1890).

Oración de peticion por gracia divina

Dios, que bendeciste a S. Zygmunt Szczęsny Feliński con virtudes tales como la humildad, y la sencillez, haz que recibamos a través de su mediación la gracia de… por lo que pedimos con humildad. Por Cristo, Nuestro Señor, Amén

Padre Nuestro, Ave María, Gloria.

SAN
ZYGMUNT SZCZĘSNY FELIŃSKI
1822-1895

Arzobispo Metropolitano de Varsovia

Fundador de la Congregación
de las Religiosas Franciscanas
de la Familia de María

Apóstol de la paz y la armonía nacional
Propagador del culto de la Virgen Santísima
Protector de los huérfanos, pobres, desterrados
Terciario franciscano

Beatificado por Juan Pablo II
el 18 de agosto de 2002 en Cracovia.

Canonizado por Benedicto XVI el 11 de
octubre de 2009 en Vaticano.